PALABRAS DE LA EMBAJADORA MARTHA BARCENA EN LA CEREMONIA DE EGRESO DE LICENCIATURA DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA.
Estimado Sr. Rector, David Fernández Dávalos, Ing. Arturo Bañuelos Caamaño, presidente de la Asociación de Egresados de la UIA, queridos estudiantes que se gradúan el día de hoy, padres de los graduados y amigos:
Es con un gran emoción y gratitud que me encuentro hoy en la Universidad Iberoamericana, mi Alma Mater, para compartir este momento tan especial en sus vidas.
Como egresada de la carrera de Comunicación, profesora de los departamentos de Comunicación y Relaciones Internacionales, así como estudiante de la maestría en filosofía en el departamento de Filosofía, me siento en casa y muy orgullosa de la formación que aquí recibí y que me proporcionó los fundamentos de mi desempeño profesional en la diplomacia, en la que he alcanzado el sueño de todo diplomático de carrera en México: representar a nuestra gran nación ante los Estados Unidos de América.
Quisiera compartir con ustedes algunos de esos principios, valores y fundamentos que aquí aprendí y que me han sido invaluables:
- En la carrera de comunicación abrevé de profesores como Francisco Prieto, Rubén Jara, Miguel Mansur, Guillermo Sheridan, Alberto Almeida, entre otros, la importancia de la retroalimentación en toda comunicación, de la empatía, de la comprensión del otro, conocer sus marcos de referencia y entenderlos. Aprendí el valor del lenguaje no verbal y de los símbolos y significados. También de los riesgos de la propaganda y de que la repetición de una mentira lleva a que se convierta en una verdad.
- En mi carrera diplomática, estos conceptos me han sido fundamentales. Llegar por primera vez a representar a México a un país que quizás has visitado como turista, sobre el cuál has leído e investigado, pero en el que nunca has vivido, requiere de una gran capacidad de adaptación, pero, sobre todo, de un enorme deseo por entender a ese otro en todas sus dimensiones: su sociedad, su economía, su gobierno, sus tradiciones, pero, quizás lo más importante, su gente y su cultura. Por ello, antes y durante mi estancia en un país, devoro lecturas, en particular de literatura y poesía, que te llevan a entender un poco mejor el alma de la nación en la que estás actuando. Salir a la calle, a todos los barrios, interactuar y aprender a amar a esas personas con las que convives día a día y con las que quieres construir relaciones cordiales.
- Y la retroalimentación como concepto central: escuchar al otro, aprender de él, comprenderlo, decodificar sus mensajes verbales y no verbales. Es la base para poder elaborar los mensajes que a la vez deseas enviar como diplomático, como representante de México, pero también de lo que quieres transmitir como ser humano. Que deseas que viajen a México, que inviertan, que creen empleos en México.
- Comencé a dar clases en Relaciones Internacionales en 1981, antes de que fuera un departamento independiente de Ciencias Políticas y Sociales. Tuve el privilegio de convivir con varios profesores que aún están ahí. Departamento que dirigió mi esposo, el embajador Agustín Gutiérrez Canet de 1996 a 2002. Mi esposo, sin el cuál no sería lo que hoy soy. Enseñé las materias de Organismos Internacionales, Negociaciones Comerciales Internacionales y Comunicación Intercultural, entre otras.
- ¿Qué aprendí en ese Departamento? La relevancia de la cultura en las relaciones internacionales. Como marco de referencia, como fundamento de la proyección internacional de México: en los momentos más difíciles para nuestro país, ante las imágenes de violencia e inseguridad, lo que distingue a México en el mundo y nos salva es nuestra grandeza y fortaleza cultural. Esa riqueza de la cultura de nuestras comunidades indígenas, esa riqueza cultural del Virreinato, tan única y característica. No hay plaza más grandiosa en el mundo que el Zócalo. Esa dolorosa etapa de conflictos internos en el siglo XIX que nos llevó a perder la mitad de nuestro territorio. Y ese México del siglo XX, de la revolución, pero también de referencia cultural para todo el mundo de habla hispana a través de nuestro cine, televisión y de instituciones como el Fondo de Cultura Económica.
- También, la importancia del conocimiento de la historia y la geografía. Si no conocemos la historia de México, no podemos explicarlo y defenderlo. Cometeremos una y otra vez los mismos errores. Pero si no conocemos la historia de los otros países, no podremos entenderlos ni establecer una comunicación y unas relaciones fructíferas. No podrá haber confianza, concepto clave en sociedades exitosas y en relaciones bilaterales duraderas. Estas se agotarán en meras transacciones, fotografías y en firmas de documentos cuya vida será efímera, sin mayores consecuencias.
- Enseñar la materia de organismos internacionales ha sido mi pasión, porque soy una ferviente defensora y creyente del multilateralismo. Además, he tenido el privilegio de representar a México ante organismos internacionales de la relevancia de la FAO, el PMA y el FIDA, así como ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. La defensa del multilateralismo es pilar esencial de la política exterior de México, de su acción internacional. El sistema de NU es fundamental para la construcción de regímenes internacionales de cooperación, que nos permiten avanzar en el logro de metas nacionales, evitar confrontaciones y equilibrar la relación bilateral más compleja y complicada que tiene México: la relación con los Estados Unidos.
- Los invito a que estudien la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y que analicen cómo esta Agenda aprobada en Naciones Unidas puede ser fundamental para la transformación del país. Una agenda orientada no sólo a combatir el hambre y la pobreza, sino a lograr una mayor equidad y distribución de los bienes y la riqueza, a preservar el medio ambiente, a combatir el cambio climático, a lograr la igualdad de género, a desarrollar la ciencia y la tecnología.
- A su vez, ser docente de Negociaciones Comerciales Internacionales me permitió formar varios de los actuales negociadores de México y, en este momento, poder defender con argumentos y conocimiento la importancia de la ratificación del TMEC.
- Quisiera subrayar, pues, mi convencimiento de que la política exterior de México es un instrumento para transformar y anclar cambios en el país, a la vez que buscamos incidir en las negociaciones internacionales de temas que afectan y afectarán el desarrollo futuro de México. Baste señalar como ejemplo, la ratificación de los pactos de derechos humanos que son ahora referencia ineludible para la política interna en esta área y con base en los cuales nos hemos sometido voluntariamente y en ejercicio de nuestra soberanía, a la supervisión internacional en la materia. Mención aparte merecen los tratados y normas en materias tan diversas como la seguridad aérea, la seguridad marítima, la inocuidad y seguridad de los alimentos, la preservación del patrimonio cultural, el acceso a posiciones en la órbita geoestacionaria y la lucha contra el crimen organizado, entre otros muchos temas.
- Finalmente, abordo el gran aprendizaje que adquirí en el Departamento de Filosofía. Después de cursar el grado de bachiller en filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, decidí estudiar la Maestría, misma que he concluido, pero, debo confesar, no he presentado mi tesis. Quizás porque fui demasiado ambiciosa y escogí un tema complejo y central en la vida de México y en el mundo de hoy en día: el tema de la identidad, que se entrelaza cada vez más con el reconocimiento del otro y con la justicia.
- He dedicado años a leer y analizar la obra de dos grandes filósofos contemporáneos: Charles Taylor, autor de Las Fuentes del Yo, el surgimiento de la identidad moderna y Paul Ricoeur, autor de Si Mismo como Otro.
- En estos momentos, en el mundo y en Estados Unidos vemos luchas culturales en torno al concepto de identidad: ¿qué significa ser estadounidense?, ¿cómo enfrentamos el enorme cambio demográfico en curso? Las migraciones en número y características sin precedente, llevan en muchos países a poner en el centro del debate político el tema de la identidad: ¿quiénes somos?, ¿a qué aspiramos?
- Por ello, me apasionó el tema de la identidad y quisiera plantear aquí muy humildemente, que debemos tener mucho cuidado en NO construir una identidad basada en criterios étnicos, de pertenencia a clases sociales, porque ello lleva al conflicto inevitablemente.
- La construcción de la identidad, como lo plantean Taylor y Ricouer, debe ser una construcción ética. Basada en valores y aquí les propongo que traten de guiar su comportamiento y que busquemos renovar el pacto social en nuestro país en la pequeña ética de Ricoeur: “La aspiración a una vida buena, con y para el otro, en instituciones justas”. Ricoeur hace un análisis filosófico de cada uno de los elementos de su propuesta, sobre qué es una vida buena, con y para el otro, basándose en los grandes filósofos como Aristóteles, Kant, para llegar al gran tema de la justicia.
- Y con esto quisiera cerrar mi alocución. El gran tema pendiente en las relaciones internacionales, pero también en nuestro amado país, es el tema de la justicia, estrechamente vinculado al tema de la equidad.
- Y si alguna responsabilidad tenemos los egresados de esta Universidad, basada en valores, principios, es garantizar el respeto a los derechos humanos de las personas y lograr un México más justo y equitativo, en el que las diferencias sociales, étnicas, de ingreso, no sean tan profundas y dolorosas. Ese debe ser el México que todos debemos soñar y trabajar para lograrlo. Será un México basado en el respeto, en la confianza. Será un México en el que todos nos podremos sentir seguros y sabremos entonces que estamos viviendo “Una vida buena, con y para el otro, en instituciones justas”.
- Les agradezco su paciencia y atención y siéntanse siempre Orgullosamente Ibero.