Como es bien sabido, Chile ha sido, junto México, Perú y Colombia, un activo promotor de la Alianza del Pacífico, cuyo Acuerdo Marco fue aprobado ya por el Senado de la República de México en noviembre de 2012.  Las motivaciones son obvias, pero cabe subrayar que para una economía tan dinámica como ha sido la chilena en las últimas dos décadas impulsar y practicar una política de regionalismo abierto, liberalizar su comercio exterior al tiempo que apoya lo propio en el contexto del comercio mundial, es de hecho la mejor opción para seguir creciendo. Esos han sido sus puntos medulares tanto con sus vecinos como a nivel regional y multilateral. Chile comprende claramente que su desarrollo depende fuertemente del comercio exterior, y que la política exterior es, cada día con mayor fuerza, un medio para favorecer la internacionalización de su economía, la promoción comercial y el desarrollo económico y social nacional.

Dado que este desarrollo se encuentra directamente ligado a su capacidad exportadora, es de fundamental importancia que existan escenarios económicos globales y regionales que favorezcan el libre comercio internacional y la reducción de barreras comerciales de cualquier índole.  Sólo el establecimiento de condiciones que permitan el intercambio comercial libre garantizará que sus exportaciones puedan acceder a los principales mercados del mundo, competir en igualdad de condiciones y obtener beneficios que, finalmente, sustenten el desarrollo del área.

El objetivo de la Alianza es constituir un área de integración regional que permita avanzar hacia el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas sobre la base de los Tratados de Libre Comercio existentes entre sus miembros, que son hasta ahora Chile, Colombia, México y Perú.

 

 

A esto se une el dinamismo y potencial económico de los países de la Alianza, con más de 200 millones de habitantes, lo que supone el 35.8% de la población total de la región, y un PIB superior a 2 mil millones de millones de dólares, el 35% de América Latina y el Caribe, y 2.7 % del PIB mundial. De manera agregada, además,  los países de la Alianza son economías  muy abiertas (con un coeficiente de apertura del 60% del PIB), representan la mitad del comercio de América Latina y un 30 % de la inversión extranjera directa recibida en la región. Según la OMC, los países de la Alianza exportaron en 2010 casi 445 mil millones de dólares, un 60% más que Mercosur.

 

La creación de un área de libre comercio entre los cuatro sería un estímulo muy grande no sólo para ellos sino también para el conjunto de la región. Su papel se reforzaría con la incorporación de Panamá y Costa Rica, y el mayor contacto interoceánico. El proyecto tiene uno de sus principales pilares en la expansión de Asia Pacífico. El aumento de las exportaciones a los mercados asiáticos explica buena parte del crecimiento reciente de América del Sur. Una actuación coordinada de la Alianza le daría mayor poder de negociación y otros potenciales socios económicos.