Cartas del Embajador

"¿GUERRA DEL FÚTBOL"

 Alberto Barranco Chavarría

 

La disputa por el boleto de la zona centroamericana al mundial Mexico70 colocaba en la cancha a Honduras y El Salvador, en un escenario donde la pasión caminaba de las banderas y los himnos al calificativo de héroes a los jugadores. El primer partido, en Tegucigalpa, favoreció a los hondureños con gol solitario. En su casa los salvadoreños vencían 3-0 a sus rivales. Sin embargo, encendidas las fiebres nacionalistas, habría que dejar un mensaje mayor de certeza. Y la tradicional neutralidad de México sería la salida para el definitivo ni-tu-ni-yo. El estadio Azteca sería testigo de un partido alargado hasta los tiempos extras, en que cayó finalmente el gol que inclinó la balanza. El Salvador tomaba su lugar entre los 16 en disputa de la Jules Rimet. Tres semanas después los dos países pasaban de la disputa deportiva a la bélica. La guerra del fútbol, decían los diarios. Lo cierto es que las causas eran ajenas a la cancha y los marcadores. La raíz se ubicaba en una reforma en Honduras en cuyo marco 130 mil salvadoreños debían salir del país. En 100 horas, cuando la Organización de Estados Americanos logró el cese al fuego, el saldo era de entre 5 y 6 mil muertos y 15 mil heridos. Nada, pues que empañara el mensaje de paz del fútbol.