Cartas del Embajador

"JOSÉ MOJICA, TENOR Y FRAILE"

 Alberto Barranco Chavarría

 

Actor triunfante de Hollywood, tenor excepcional que conmovió al mismísimo Enrico Caruso, mexicano con placa de oro en el Teatro de la Ópera de Chicago y el Metropolitan House de Nueva York, semanas antes de su renuncia al aplauso se "confesó" con el maestro Agustín Lara. De la plática surgiría la canción "Solamente una vez": "Solamente una vez amé en la vida, con la dulce y total renunciación". José Mojica, el niño que huyó con su madre del padre alcohólico, tras la muerte de su único hermano; el que libró de la miseria a María Grever al develar sus canciones en Estados Unidos; el de los miles de discos de "Júrame"; el dueño de la mansión más hermosa e histórica de San Miguel de Allende; el que volvería icónica su vida de lujo y frivolidad en su libro biográfico "Yo Pecador", vuelto película clásica, refugió el dolor de la muerte de su madre en un convento franciscano de Lima, Perú. Del artista que convocaba al tumulto en La Habana, del discípulo favorito en el Conservatorio Nacional de Música de José Pierson, maestro de Juan Arvizu, Alfonso Ortiz Tirado, Pedro Vargas y Hugo Avendaño, al humilde Fray José de Guadalupe. En la nueva fase los conciertos eran de beneficencia y las propiedades, orfanatorios. Del aplauso a la gloria.

 

José Mojica, vida y milagro.