Cartas del Embajador

"Barrio de San Pablo"

 Alberto Barranco Chavarría

 

Surgido de las entrañas del mejor colegio agustino de su tiempo, en el barrio de San Pablo, el Hospital Juárez fue presencia vital en tres guerras: la invasión de Estados Unidos de 1847, la invasión francesa de 1863 y la Revolución. En sus viejas paredes surgió la leyenda de "La Planchada", una enfermera cuyo espíritu vagaba en actitud expiatoria por salas y pasillos atendiendo enfermos en trance de muerte. De sus entrañas rotas a la virulencia del terremoto de 1985 se rescataría a un puñado de recién nacidos en milagrosa sobrevivencia entre la tierra, prolongada hasta nueve días: Los Niños del Temblor. En sus alrededores, durante el virreinato, estuvo en la entonces calle de Cacahuatl la casa del judío José Treviño y Sobremonte, condenado a la hoguera por el Santo Oficio de la Inquisición y quien sería quemado vivo con la madera de sus muebles, lanzando en su agonía un grito inaudito: “¡Echen más leña, que mi dinero me cuesta!” En el amanecer del siglo XIX se instalaría la Plaza de Toros de San Pablo, donde se realizó, tras un cómico fiasco, el primer vuelo aerostático en el país. Ahí se convocó al respetable a una pelea inolvidable: un león africano contra un torito mexicano.