Cartas del Embajador
CASA DEL DIEZMO / PUENTE DE ROLDÁN
Alberto Barranco Chavarría
Al rumor de agotamiento de la provisión de granos el tumulto golpeaba las puertas del recinto-almacén, en el inicio de una rebelión que apedrearía, y luego incendiaria, el palacio virreinal y las casas del Ayuntamiento. El saldo trágico era de 30 muertos, 22 de ellos naturales... más 44 ajusticiados. En el episodio el virrey, Gaspar de la Cerda y Sandoval, Conde de Galve, originario de la región de Castilla, pasaba de una Iglesia a otra, dejando a su suerte a la virreina. Días después la sorna colocarla una frase lapidaria en la puerta del palacio: "Para gallos los de mi tierra y gallinas de Castilla". El recinto, vivo aún, en el corazón de la Merced, en función de Alhóndiga, se ubicaba en la punta de las acequias que venían de Xochimilco y Chalco. Prohibida la venta a particulares de las cosechas de maíz, trigo y cebada, ahí se recibían, cobrándose en especie los tributos correspondientes. En el siglo XIX el Puente de Roldán era el confín de las canoas o chalupas que traían la mercancía, y el inicio del Paseo de la Viga, la posibilidad de alcanzar al barco de vapor con proa a Mexicalcingo y demás, con orquesta, pista de baile y paisaje incluidos. Abierta la venta de los granos, el edificio, hoy con perfil de ruina, se convertiría en la Casa del Diezmo, la bodega del tributo en especie a la Catedral Metropolitana.