SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA GRACIA

 

En prenda de gratitud por su intercesión para el fin de una terrible epidemia de peste en la pequeña aldea de Grazie, en el actual municipio  de Curtatone, Francesco Gonzaga promovió la construcción de un templo dedicado a la virgen María, inaugurado solemnemente por los obispos de Mantua y Cremona el 15 de agosto de 1398, a cuya veneración, expandida la noticia del milagro, empezaron a llegar cientos de peregrinos, entre ellos el emperador Carlos V de Habsburgo, el papa Pio II y el emperador Francisco José de Habsburgo, cuya cauda sigue viva hasta hoy. El último notable fue el papa san Juan Pablo II en 1991.

La corriente de visitantes se intensificaba durante agosto, lo que dio pauta para una gran romería que se volvería tradición ferial en Italia como ferragosto.

Entre las singularidades del recinto destaca la presencia de un cocodrilo disecado colgado del techo de la bóveda principal. La metáfora habla de dominar el mal, dada la tendencia en el siglo XIV de considerar a esta especie, así como a dragones y serpientes, como personificación del demonio. La lección es simple: si te seduce la predisposición al mal, serás sometido y castigado.

La basílica muestra en sus anexos cientos de testimonios de quienes recibieron algún favor o gracia de la Virgen.