Cartas del Embajador
CASA AMARILLA
Escenario de tertulias riquísimas, la docta conversación de Francisco Sosa; la amenidad de Guillermo Prieto; las historias de Ignacio Manuel Altamirano y la erudición de anfitrión, José Justo Gómez de la Cortina, tercer Conde de la Cortina, la Casa Amarilla abrigó, en su momento, la biblioteca particular más rica del México decimonónico. Ahí se resguardaron cientos de documentos relativos a la Independencia. Huésped, en su niñez, de la casa de los Condes de la Torre y Cosío, Gómez de la Cortina escribió por primera vez la historia del celoso Juan Manuel, quien aconsejado por el diablo salía a la oscuridad de las 11 de la noche. El desventurado que pasaba a la hora en punto por la casa (-¿Qué horas son?) recibía una puñalada y una sentencia: -Dichoso vuesarced que sabe la hora en que va a morir. En su larga vida la casona, anexa hoy a la alcaldía Miguel Hidalgo, construida por el Marqués de Amarillas, Agustín Ahumada y Villalón, fue convento, propiedad de Eustaquio Barrón; del yerno incomodo de Porfirio Díaz, Ignacio De la Torre y Mier y de Vicente Lira, jardines al calce con su nombre. Expropiada por el presidente Lázaro Cárdenas, la mansión, su iglesia adjunta, fue sede de una Escuela Técnica Industrial. Tres siglos de historia.