Cartas del Embajador: Heroínas de la Independencia

Por Alberto Barranco Chavarría

 

La voz, ajena a temblores y tartamudeos, se volvió grito, consigna, bandera: - Prefiero un hijo muerto que un traidor a la Patria. Era Rafaela López Aguado de Rayón. Era la dignidad de madre frente al canje propuesto. La vida del hijo menor, Francisco, a cambio de rendición de sus cuatro hermanos. Era el coraje de mujeres mexicanas en el fervor de la causa: Antonia Nava, ofreciendo su propia inmolación a cambio de dos soldados insurgentes capturados por el enemigo; Manuela Medina “La Capitana”, caminando 100 leguas para ofrecer a Morelos su exigua tropa de campesinos: Gertrudis Bocanegra, estoica ante la muerte en combate de su marido y su hijo; estoica ante la cruel tortura; estoica ante el paredón. “La Barragana”, peleando a arco y flecha con su tropa indómita; Petra Teruel, “el Ángel Protector”, facilitando la huida de los insurgentes de la capital, o llevando alimento y consuelo a quienes caían en las celdas pestilentes de la Inquisición, ante cuyos verdugos libró la muerte la “Güera” María Ignacia Rodríguez de Velasco, acusada de sedición por dotar de armas a los alzados, al sacarles sus trapitos al sol: -Disculpe usted, señora…

 

Algunas alcanzaron dos líneas en los libros; otras letras de oro en congresos locales; estatuas, bustos, pinturas. Otras sólo el lejano recuento verbal….