MONASTERIO ENTRE ROCAS
En el extenso ramillete de monasterios de larga data en Italia destaca la Ermita del Espíritu Santo en Majella, a la que el pensador Petrarca, en su obra “De Vita”, describe como “lugar solitario, apto para el ascetismo espiritual”. La construcción está prácticamente incrustada sobre las rocas milenarias de la región montañosa de Abruzzo.
Las referencias se remontan al 1053, dada la vida ermitaña que vivió en el lugar el que sería el papa Víctor III. Ahí llegó también otro futuro pontífice, Celestino V, quien decidió renovarlo y ampliarlo con nuevas habitaciones para ermitaños integrados a la comunidad ascética. Entre quienes vivieron la soledad de la meditación estuvo también el beato Roberto Di Salle en el siglo XIV.
La legendaria ermita obtendría el título de Badía en 1586 gracias a la gestión del monje Pietro Santucci, quien construiría la Escalera Santa con meta en el Oratorio de Santa María Magdalena.
El canto piadoso de las piedras.