Inicio


 

Señoras y señores, señores ministros, senadores, excelencias, amigos todos,

Muchas gracias por acompañarnos esta tarde en este recinto emblemático de Varsovia inaugurado hace 121 años, el Hotel Bristol.

Hoy tenemos la dicha de tener como protagonistas de nuestra historia, en este humilde homenaje -si bien en un marco espléndido-, a dos mexicanos universales: a Elena Poniatowska y a Sergio Pitol.

La historia de nuestros personajes se entrelaza en este mismo lugar en el que nos encontramos, cuando los dos, amigos escritores en plena formación y quienes crecían en grandeza y en riqueza literaria, profundizaron en el marcó único que les brindaba la Polonia de 1965. 

En América latina el realismo mágico va más allá de la literatura, digamos que es parte de nuestras vidas. Como prueba, nos vamos a remontar a un episodio mágico en este Hotel en mayo de 1965; vamos a recordar el rencuentro de estos mexicanos universales, los dos, Premio Cervantes, el conocido como el “Nóbel de la lengua hispana”. Pitol lo obtuvo en 2005 y Poniatowska en 2013.

Ese encuentro mágico en Varsovia, de dos mexicanos muy distintos en su origen; pero a quienes une su mexicanidad profunda, su gran amistad, su admiración mutua, el amor por las letras y la fascinación por Polonia y sus habitantes.

Elena, joven periodista y escritora, con sangre real polaca, descendiente de la estirpe del último rey de Polonia y quien por primera vez tiene una inmersión en el país de sus antepasados; viene a instancias de Pitol y del agregado cultural polaco en México, coincidiendo con el traslado del monumento de su antepasado, Jozef Poniatowski desde el parque Lazienki hasta el palacio presidencial donde permanece actualmente.

En su viaje por distintas ciudades polacas está acompañada por su madre, Paula Amor de Yturbe y por su amigo Sergio, joven escritor veracruzano de ascendencia fundamentalmente italiana, que crece en los cafetales de Potrero y en Córdoba, Veracruz, y a quien, como a muchos extranjeros que llegamos a vivir a Varsovia nos ocurre; según señala en sus primeras impresiones a su llegada, “me encuentro en la ciudad que andaba yo buscando”.

El encuentro en el Bristol en 1965 es un evento que no puede pasar desapercibido en los 95 años de relaciones bilaterales entre México y Polonia, que conmemoraremos en 2023 y cuyas celebraciones iniciamos en este evento el día de hoy.

Amigos todos, hoy celebramos la obra, la amistad y la casualidad del encuentro, de Poniatowska con Pitol, el cual atestigua su amistad y la cercanía entre nuestros dos países, México y Polonia.

Señoras y señores, con todos ustedes Elena Poniatowska.

 

------------- Video ----------------

 

Mi profundo agradecimiento a Elena Poniatowska por el envío de este mensaje. Indudablemente todos los presentes atesoraremos el haberla tenido con nosotros. 

Regreso a lo que Elena escribió sobre el Bristol en 1965, cuando describió:

“…En el elevador caben seis personas. Es una caja de cristales biselados trenzados con hierro, tan amplia, tan anticuada, que los viajeros se sienten en un dirigible. 

Del suelo al techo del Hotel todos son espejos y en cada piso se ve uno de cuerpo entero y por los cuatro costados. Suben rusos, suben chinos, suben africanos, sube Marlene Dietrich y sube Sergio Pitol. Todos llevan su llave en mano “-primer piso por favor- “; unos dicen que van al segundo, pero en realidad van al cuarto; Sergio Pitol va siempre al quinto. Allá amanece, su piso lo ha sellado.”

Pitol, por su parte, quien vivió más de tres años en el Hotel Bristol, además de su extraordinaria creatividad literato, Se convirtió en uno de los traductores más importantes de literatura polaca al español.

En el relato “La lucha con el ángel” Pitol aborda toda una serie de emociones desde la ventana de su habitación en el Hotel Bristol. Algunos fragmentos señalan:

“Trato de reproducir una tarde de Varsovia, donde el frágil equilibrio entre experiencia de vida y disciplina amenaza ser crisis a cada momento.

Desde el último piso del Bristol observo la animada multitud de ambular por la Krakowskie Przedmieście, tal vez la más hermosa avenida de la ciudad…”y sigue-----“El ángel del orden sigue estando conmigo, me siento tranquilizado al saber que dentro de poco cenaré con Zofia; la oiré disertar sobre sus amores más ciertos Cervantes, Lope, Valle-Inclán, Lorca y sobre todo Tirso, cuyo don Gil de las Calzas Verdes es definitivamente su obra predilecta. Y en ese sueño de perfección me hallo cuando suena el teléfono. Es Marek Keller, nada menos. Tiene función esta noche, dice, me dejará una invitación en la taquilla del teatro; después habrá fiesta en casa de Maja Berezowska, esa vieja libertina como exclama la gente de bien cuando alguien menciona su nombre. Estoy seguro que será una reunión divertidísima… Casi sin darme cuenta llamo a Zofia para excusarme. Invento algo tan absurdo que termina resultando convincente y salgo como de rayo hacia el teatro donde se presente el Mazowsce; después me dejaré caer en el ansiado pozo del desorden de donde lo más probable es que no logré emerger si no hasta la hora del desayuno de mañana.”

Y aprovecho este texto de Pitol para saludar y agradecer a quien se dedicó el texto, mi querido Marek Keller quien nos acompaña esta noche en el homenaje a sus amigos Elena y Sergio. 

Sepan ustedes que no existe mayor promotor de la amistad entre México y Polonia y de la cultura de México en Polonia que Marek Keller, compañero de vida y promotor de nuestro admirado y siempre recordado Maestro Juan Soriano. Pido un fuerte aplauso para Marek Keller.

Esta noche la titulamos “esplendor de México en Varsovia” porque los mexicanos homenajeados son efectivamente espléndidos, en breve recibiremos e instalaremos sus picaportes de oro de huéspedes distinguidos del Hotel. 

Gracias al Hotel Bristol, a su director Aidan Dempsey, un irlandés quien es ya casi mexicano y a su maravilloso equipo por esta noche inolvidable.

A continuación, tendremos un coctel y un concierto con una soprano extraordinaria, Alejandrina Vázquez, quien nos deleitará con canciones mexicanas de mediados del siglo XX.

Para cerrar esta noche perfecta tenemos el gran honor y suerte de contar con la cocina única de Daniel Ovadia, uno de los más importantes Chef de México y de Latinoamérica, quién ha venido expresamente a Varsovia para estar con ustedes esta noche y quién ha preparado nuestra cena de gala.

El Chef Ovadía ha diseñado también un menú que será servido todas las noches del mes de septiembre en el Hotel Bristol.

Gracias a mi equipo de la Embajada de México por su trabajo incansable y sobre todo por su buen ánimo en organizar toda una serie de eventos bastante complicados y casi simultaneaos.

Queridos amigos, 

Hemos buscado hacer del Bristol el lugar más mexicano de Varsovia.

Cuando Pitol vivía en el quinto piso y Poniatowska se hospedó aquí no me cabe la menor duda de que lo mexicanizaron.

Los invito a que esta noche disfrutemos del esplendor de México en  Varsovia, a que las emociones que sólo dan la literatura y la música toquen su alma y a que se regocijen con las delicias culinarias que ofrece una cocina patrimonio de la humanidad como lo es la cocina de México.

Gracias a todos por su presencia.