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Bienvenido a Filipinas

En 2015 se cumplieron 450 años del inicio de un acercamiento comercial que representó uno de los puentes civilizatorios más importantes de la historia mundial al unir tres continentes. En 1565, con la llegada de Miguel López de Legazpi a Filipinas, se dio origen a la ruta del Galeón Acapulco – Manila, que por 250 años se convirtió en un valioso vínculo de intercambio de bienes y costumbres. 

La ruta que permitió unir tres continentes comercialmente y trascender al dejar una honda huella en la cultura de sus pueblos, se vio interrumpida debido a la caída del viejo orden colonial novohispano. La ruta comercial del Galeón cumplió su último viaje en 1815. 

Pasó más de un siglo, para que México y Filipinas se reencontraran gracias a la participación del Heroico Escuadrón 201° en las operaciones militares de liberación de Manila durante la Segunda Guerra Mundial en 1945. 

Así, en 1953 se establecen relaciones diplomáticas formales y en 1961 se abrieron Embajadas en ambas capitales. Un año después, el presidente Adolfo López Mateos realizó la primer Visita de Estado en la que el interés y los acercamientos culturales y políticos resurgieron entre los dos países. 

Hoy en día, con las dos economías en ascenso, interesantes inversiones bilaterales y la afinidad cultural histórica, Filipinas se ha vuelto un puente de entrada ideal para la inserción de México en el sudeste asiático.

Galeón Acapulco Manila--Durante el año 1521, mismo en el que Hernán Cortés conquistó al Imperio Azteca, Fernando de Magallanes descubrió y reclamó para la Corona Española las islas “Filipinas”, bautizadas así por el explorador Ruy López de Villalobos en honor al Príncipe Felipe de España. La Capitanía General de Filipinas fue fundada en 1565 con la llegada de los primeros asentamientos permanentes españoles, dirigidos por el ex alcalde de la Ciudad de México, Miguel López de Legazpi. 

En esta etapa, con la temprana ocupación española, que contó con una participación importante de novohispanos mexicanos, nació la ruta del Galeón Acapulco – Manila, misma que permitió afirmar que en el Imperio Español el sol nunca se pone, y que tendió el puente para conectar dos continentes por 250 años. Así, la ruta del galeón hacía confluir en Manila, mercancías provenientes de India, China y Japón, que serían intercambiadas con América y Europa, a través de México. 

Influencia cultural y religiosa--Este intercambio comercial rápidamente se convirtió en un importante vínculo de intercambio cultural y de tradiciones que dejó una honda huella en la cultura de sus pueblos, particularmente el filipino y el mexicano. Así, de los filipinos México adoptó el coco y el mango, y el tagalo (idioma oficial filipino) adoptó varias palabras náhuatl, por ejemplo: atole, cacao, calabaza, camote, chocolate, coyote, zapote, chicozapote, chayote, jícama y tocayo. Asimismo, se introdujeron vestimentas, costumbres y cocina mexicana en la vida diaria filipina. Además, una fuerte ola evangelizadora convirtió a la población al catolicismo, religión dominante hasta el día de hoy, que tiene como santos patronos al Nazareno Negro y la Virgen de Guadalupe.  

La comunicación periódica y el intercambio comercial y cultural se interrumpieron debido al desgajamiento del viejo orden colonial novohispano que derivó en la guerra de Independencia de México. La ruta comercial del Galeón cumplió su último viaje en 1815 y convirtió en memoria el puente tendido durante dos siglos en el inmenso océano Pacifico.  

Años después, al entrar México a la Segunda Guerra Mundial declarando la guerra a las Potencias del Eje, se debía definir en cuál frente apoyar a los Aliados. El puente entre continentes que se formó por 250 años, y la historia, llamó a México a apoyar en el Pacífico. Así, se materializó la primera acción de guerra fuera del país por parte de las fuerzas armadas con la participación, en 1945, del Escuadrón 201° en las operaciones de liberación de Filipinas contra los japoneses. 

Establecimiento de Relaciones Diplomáticas--Con la liberación de Filipinas nació una nueva era entre las relaciones bilaterales de los dos Estados. En 1953, a raíz de negociaciones realizadas en Washington, D.C., ambos países firmaron el Acuerdo por el que se establecieron relaciones diplomáticas formales. Ese mismo año se abrió la Legación de México en Manila; y en 1961, con el propósito de estrechar las relaciones diplomáticas iniciadas 8 años antes, se decidió abrir Embajadas en ambas capitales. 

Un año después, el presidente Adolfo López Mateos realizó la primera Visita de Estado en la que resurgió el acercamiento e interés comercial, político y cultural; se intercambiaron efigies de los héroes nacionales como la de Miguel Hidalgo en las cercanías del Centro Histórico de Manila, y el monumento a José Rizal en Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. Después de esa visita, en 1962, se decretó el “Año de la amistad mexicano-filipina”. Por último, el 17 de noviembre de 2015, el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Enrique Peña Nieto, realizó la segunda Visita de Estado para refrendar la histórica relación entre México y Filipinas, y hacer crecer las inversiones, el comercio y la cooperación entre ambos países. 

Inversiones recíprocas--Hoy, la relación es diversa e intensa. Las inversiones de compañías mexicanas exceden los 5.3 mil millones de dólares, lo que vuelve a México una de las principales fuentes de inversión extranjera en Filipinas. Asimismo, otras cinco empresas mexicanas tienen presencia comercial en el país asiático, aumentado las posibilidades de inversión. Por el lado filipino, las inversiones en México ascienden a 442 millones de dólares. 

Hoy en día la nueva dinámica en la que se encuentran las relaciones entre ambos países, ofrece el augurio de que el histórico vínculo comercial y cultural pueda renacer en cada país y que signifique nuevamente para el otro un puente natural hacía su respectiva región geográfica.