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FUENTE DE LAS TORTUGAS
Cuenta la tradición que, en la conjunción del veto del padre y la obsesión amorosa, el duque Matttei, allá por los años del renacimiento, realizó una hazaña con perfil de milagro: construir en solo una noche una bella fuente en el espacio que delimitaba su propio palacio y en el que vivía su amada. El amanecer sorprendió a ésta y el enérgico padre con una bella obra escultórica de mármoles policromos, en homenaje a las tortugas, cuyo eje muestra a dos hombres llevando alimento a los quelonios ubicados en una alberca de piedra, que se convertiría en uno de los íconos de Roma.
La obra fue diseñada por Giacomo della Porta, en tanto las esculturas las realizó Taddeo Landini. La conseja señala que las tortugas gigantes del conjunto se añadieron años después y serían obra de Gian Lorenzo Bernini en el marco de una restauración ordenada por el papa Alejandro VII.
